24 de diciembre de 2008

El profesor tradicional

Una de las luchas que ha emprendido el ser humano es la del conocimiento de lo que nos rodea, luego el trasmitirlo y almacenarlo. Hará 500 años, el tiempo necesario para que se duplicara todo el conocimiento almacenado hasta la fecha, era de 100 años, a finales del siglo XIX este tiempo era de unas décadas y en la actualidad es de 6 meses, es decir, lo que la humanidad sabe y conoce aumenta de forma exponencial y estos cambios los experimentamos cada día. Por supuesto que el desarrollo de la computación y la aparición de la red de redes Internet juega un papel importante en la actualidad.

Este dato es relevante y pertinente para justificar que el ser humano es cambiante, lo que nos rodea hoy se ve, conceptualiza y analiza de una forma y mañana, con alguna seguridad, será de otra. Todas, absolutamente todas las ramas del conocimiento se fortalecen día a día, y por lo tanto, los profesionales que los aplican tienen que cambiar.

En el proceso de enseñanza-aprendizaje y en la educación en general, a diario están presentes la sociología, la psicología, la política, la administración, solo por citar algunas que sufren cambios y que por la causalidad directa provoca cambios, en algunos casos caóticos, en la educación. Hoy en día es imposible pensar, aunque los hay por millares, docentes que se encasillan en lo convencional, en lo memorístico teniendo la información de mañana hoy con apretar una tecla; que se aferran a la tiza y pizarra pudiendo alternar con otras técnicas; que se aferran al conductismo ortodoxo y no experimentan con los otros paradigmas que nos pueden ayudar en diversos contextos.

La educación no puede ser neutral después de pasar el siglo de las dos guerras mundiales, de la caída del muro que separaba a dos pueblos hermanos, del comunismo y de la torres gemelas. La educación no puede ser sorda cuando se habla de sexualidad en el almuerzo, en el autobús o en la escuela. La educación no puede ser ingenua cuando se venden los títulos al mejor postor. La educación no puede ser cómplice cuando se ha avanzado y creado conciencia en los Derechos Humanos y en el derecho a la vida, en los derechos de la mujer, del niño y de la niña, de los animales, entre otros. La educación no puede ser ciega ante la amenaza real de extinción de la raza humana por el fenómeno del calentamiento global.

En síntesis, la educación no puede ser la misma, tradicional, inmutable, contaminante, sorda, ciega, acrítica y aislada de la realidad. Los docentes tradicionales cometen algunos de estos pecados, sin saber siquiera que lo son. No buscan el cambio porque no han visto la necesidad de él. No han visto las ventajas y virtudes de las herramientas computacionales, pues no las conocen, o peor aún, les da pavor el cambio, si los utilizaran, podrían lograr una clase menos aburrida, más dinámica y democrática. No son críticos porque piensan que son otros los que defenderán sus derechos, eso hace que se ignoren las necesidades de los estudiantes. Algunos educadores tradicionales no incluyen los ejes transversales porque es mucho trabajo, o por la falta de mística o simplemente, porque no están capacitados. Algunos docentes no entienden que el aplicar el razonamiento es una necesidad y una competencia que nos exige el siglo que recién inicia y la memoria es importante pero no indispensable.

Es usual que al profesor tradicional no le alcance la clase para terminar la exposición del tema, el debe abrir su mente a las nuevas opciones modulares, cursos en línea, libros virtuales, multimedia, entre otras herramientas. De los defectos más graves de un profesor convencional es el de olvidarse que enfrente tiene personas, con sentimientos y sueños que si se tratan como máquinas puede que se insensibilicen y pierdan interés en su realidad, en su comunidad, incluso en sí mismos.

Creo que puede ser una buena meta para el año que está a punto de nacer, el que nos preocupemos de estos detalles, el solo pensarlo ya es ganancia.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto su idea, soy estudiante de matemáticas y pues algo que creo debería quedarnos claro es que hay que disfrutar al máximo lo que dia a dia se aprende y pues compartir lo que uno sabe...no puedo explicarlo, pero a mi me llena mucho hacerlo...aún no sé mucho pero me agrada muchisimo compatir con la gente que esta a mi alrededor lo poquito que sé.
Seguiré leyendo su pagina, pues me rsulta muy interesante, en horabuena y muchos saludos!
Silvia Beatriz

Anónimo dijo...

Lo felicito por sus dotes de humanista, que no son muchos en este mundo.
Juan Ramón

Anónimo dijo...

Excelente observación profesor, ojalá y todo el cuerpo docente tuviera la misma perspectiva que usted plantea, claro está, seguido de un ejemplo infundido por figuras como los directores de centros académicos, así como de iniciativas del MEP y del señor ministro.
Más de acuerdo no puedo estar con la frase final: "el solo pensarlo ya es ganancia."

Saludos!, feliz navidad y próspero año nuevo.
Felipe Chaverri

Anónimo dijo...

¡Excelente artículo Manuel!

Pero considero que el primer paso lo debe dar el MEP, seguido de las escuelas de formación docente de las universidades, tanto públicas como privadas; porque en primera instancia se debe formar sólidamente a los docentes que formarán adecuadamente a las nuevas generaciones de costarricenses, de tal manera que la sociedad costarricense pueda ubicarse en forma apropiada dentro de los nuevos esquemas de cambio global y en segunda instancia, se debe garantizar a los docentes un salario digno y acorde con su verdadero nivel de preparación académica, la actualización de sus conocimientos y sus aportes a la comunidad, que les permita vivir dignamente y en forma holgada; lo cual, redundará en beneficios para todos. Así, los educadores dejaríamos de ser los "patitos feos del sector profesional", dispondríamos de mayores recursos propios para capacitarnos adecuadamente y el Estado podría contratar cada vez mejores profesionales para el sector educación, con lo cual, la sociedad costarricense sería la gran beneficiada.
Otros grandes ausentes en el proceso educativo, que deben involucrarse, son los padres de familia; porque ellos deben convertirse en aliados de la educación y no en sus enemigos; además, la gran mayoría de padres de familia deben asumir su cuota de responsabilidad en la formación y educación de sus hijos en el ámbito hogareño.
Milton Fernández

Anónimo dijo...

Estimado Milton

Gracias por tomarse el tiempo de escribirme y plantear sus inquietudes. Comparto con usted la mayoría de sus opiniones, sin embargo, creo que no será el MEP el que de el salto que usted propone, en la historia de los grandes cambios y de las grandes revoluciones han sido las personas más humildes las que lo inician, muchos sin nombre que recordar, otros como Gandhi en la India, Rosa Parks en EUA, Nelson Mandela en Sudáfrica, José Figueres en nuestro país, Revolución Francesa, Movimiento hipiie, Revolución de octubre en Rusia, Revolución del 48 en Costa Rica, el "hombre frente al tanque", la caída del muro, solo por citar algunos hechos recientes, seguro estoy que usted podría pensar en decenas de ejemplos más.
Creo en los cambios internos de cada persona y por eso escribo en esta "Una moderna Caja de Pandora". Me gustaría que los cambios se den desde arriba, pero de seguro no será así, vendrá de los maestros y profesores mismos, algunos sin nombre, otros con un nombre que escribiremos sobre el agua.

Con estima
Manuel Murillo

Anónimo dijo...

Manuel: las grandes revoluciones y sobre todo las importantes se dan desde dentro, en el caso de el ITCR lo propuesto y aprobado en el Congreso, no estaría en el punto actual de no ser por un grupo de soñadores activos, que soñaron y están construyendo un nuevo Tec. Lo cual incluye cambios en el tipo de profesor que debe predominar en la Institución, no precisamente los tradicionales. Nancy Hidalgo

Anónimo dijo...

Estimado Profesor Manuel,

Me he detenido a leer su articulo y lo felicito, me parece que es de mucha importancia que nosotros nos detengamos a buscar nuevas estrategias para educar a nuestros estudiantes en vistas de los cambios que se generan a nuestro alrededor, principalmente en el uso de nuevas tecnologías, de esta manera quizas sea mas efectivo enfrentarse a tantos problemas que hay en la actualidad. Gracias Profesor por su tema,


Saludos,

Jorge Mata

Anónimo dijo...

Creo que toca un tema fundamental en relación con el cambio y la "revolución pedagógica" que se requiere en nuestros días para alinear la educación con las demandas educativas de hoy. Al respecto, le recomiendo que revise el segundo Informe del Programa de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (PROSIC), de la Universidad de Costa Rica, que incluye un capítulo sobre E-educación en Costa Rica y se analizan aspectos críticos de la enseñanza tradicional y el nuevo perfil del profesorado. También, se revisan factores vinculados al cambio y la innovación en la docencia universitaria. Lo puede acceder en formato electrónico en: http://www.prosic.ucr.ac.cr/informe_2007/index.htm

Felicitaciones por su trabajo. Flora Salas

Anónimo dijo...

Desde luego que el cambio en la educación debe ir paralelo con los tiempos. Me recuerda el “aggiornamento” (se podría traducir como ponerse al día) que promulgó en la Iglesia católica el Papa Juan XXIII, y para ello convocó el Concilio Vaticano Segundo. Esa modernización de la Iglesia no será la última y no fue la primera. Por algo esa institución permanece desde hace dos mil años, y sigue tan campante.

El cambio en la educación o en otras disciplinas debe considerar la actitud de quien desea el cambio, sin duda avalado por las entidades superiores. Ahora bien, todo cambio estará unido inseparablemente a la tecnología: ignorarla es quedarse en el pasado. Eso creo es el leitmotiv de su artículo.

El señor Fernández, en su comentario al artículo, dice que los docentes son “patitos feos”. Yo no lo creo, pero si se refiere a los salarios devengados tiene razón. La historia costarricense nos enseña que desde los tiempos de Juan Mora Fernández nuestro país, y su institucionalidad, ha sido forjado por maestros. Basta observar las grandes reformas educativas de la segunda mitad del siglo XIX para darnos cuenta de ello. Jesús Jiménez y Mauro Fernández fueron “educadores”. Y cuando lea mi libro “Las flores del duraznero” (EUNED) se dará cuenta de cómo la educación y el sistema educativo de esa época modeló la migración de mi abuelo materno y de toda su familia de San José a Zarcero, allá en la década de los ochenta del siglo XIX.

Felicitaciones por tan brillante artículo.

Juan Ramón Murillo