24 de diciembre de 2008

De santos y sabios

En un día como hoy, un 4 de octubre, se celebra el día de San Francisco de Asís, de ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, decidió vivir bajo la más estricta pobreza, que le abrió su corazón para cultivar el amor, la fe, la caridad y sobre todo la esperanza. Este día es realmente de gran festividad e incluso, se utilizó como referencia cuando el papa Gregorio XIII puso en vigencia el Calendario Gregoriano, allá por el año de 1582 en el mundo católico. Además, la ciudad de Asís, según dicen los que han tenido la dicha de visitarla, es mágica y en cada bocanada de aire que se respira, se siente una paz y una armonía que solo puede sentirse en lugares que han sido bendecidos por la misma naturaleza, esa a la que San Francisco le dedicó mucho de sus fuerzas, y como adelantándose a los tiempos, percibía en cada ser de nuestro ecosistema, inerte o vivo, un hermano y, al igual que cantaba Atahualpa Yupanqui, tenía tantos hermanos que no los podía contar.

Las personas educadas no son necesariamente cultas y la educación y la cultura son indispensables para la sabiduría, pero no son suficientes. De la ignorancia, con una dosis prolongada de instrucción, una persona puede llegar a ser educada, si además es inteligente, puede llegar a ser culto, erudito o sabio y si además posee una espiritualidad superior, puede ser un iluminado. Recordemos a los siete sabios de la antigüedad y que, no por casualidad, provenían de Grecia, cuna de la civilización occidental y que respalda el adagio popular: “Todos los pueblos tienen santos, los griegos tienen sabios”. De la misma manera sucede en el oriente, un tanto aislado de nuestro entorno, pero que sin duda tiene gran sabiduría, su filosofía y cosmogonía magnifica las virtudes de la paciencia y la tolerancia.

Pero muchas veces la sabiduría se encuentra en la misma sencillez, en algunos casos una frase corta y con gran profundidad, han logrado burlar al tiempo y al olvido y da para que los eruditos se explayen, por ejemplo, la “Conócete a ti mismo”, que se encuentra en el templo de Apolo en Delfos y que se le atribuye a Tales de Mileto, y “Sólo sé que nada sé” de Sócrates, quien en nombre de la verdad acepta su propia muerte al ingerir la cicuta, hecho que, de alguna manera, se asemeja al sacrificio de Jesús en la Cruz. “Esperar lo inesperado. Aceptar lo inaceptable” y “Estudia el pasado para pronosticar el futuro” de Confucio, “El hombre que sabe no habla; el hombre que habla no sabe” de Lao Tse, o “Pienso, luego existo” de Descartes, dieron para inmortalizar a sus autores en aquella época de sabiduría; en estos días pasamos a la época del conocimiento y de los eruditos. Sin haber estudiado, muchos campesinos son realmente inteligentes e incluso eruditos en su campo, aunque no educados. Personas cultas conocemos todos. Como sabios se reconocen por ejemplo al rey Salomón, Sócrates, Confucio y Lao Tse; como Iluminados a Buda e incluso a Gandhi, la Madre Teresa y algunos otros santos; Mahoma es el profeta fundador del Islam; Daniel, Moisés y David fueron profetas bíblicos y Jesús el mayor Profeta. Para llegar a ser sabio se requiere de algunas cualidades como lo son la humildad y la sensibilidad, así como la objetividad y el buen juicio, por ejemplo, cuando Dios le dice a Salomón que le pida lo que él quiera y, tan sabio que es, le pide sabiduría.

Debemos aprender de los santos y los sabios que es importante conocer, claro que sí, pero más importante el conocernos y que en ese momento encontraremos conexiones insospechadas entre las diferentes áreas del conocimiento, ataremos cabos entre lo ajeno y lo propio, entre lo terrenal y lo celestial, entre lo divino y lo profano. Ellos entienden que el infinito no existe, que es una simple invención humana cuya morada es ese maravilloso mundo de las ideas, comprenden que las rectas paralelas no son tales, pues se unen donde pocos alcanzan a mirar, sentados quizás sobre los hombros de gigantes; como si hubiera una última frontera, cuya búsqueda es más importante que el palparla o encontrarla, pues nos da la ilusión de eso, precisamente de la búsqueda.

El erudito, culto y gran pianista Jacques Sagot, plantea la necesidad de retomar la espiritualidad perdida mediante una propuesta que en principio podría sonar absurda, pero si se piensa con más claridad, podría ser acertada. Él propone que la enseñanza de la religión debe volver a nuestros colegios, por supuesto que dejando los credos de lado, él afirma en el artículo de opinión “Educación y vivencia religiosa” que: “Dejemos los credos por fuera. Hablo de la experiencia religiosa. De la vivencia de lo divino. Desde todas las perspectivas: antropológica, cultural, filosófica, psíquica y, sí, como revelación mística.” ¿Será acaso una descabellada idea? En lo personal creo que no.

Recordemos en su día, a modo de tributo a este gran santo y porqué no, sabio, la bella oración que se le atribuye a él, aunque fue escrita en el siglo XX: Hazme un instrumento de tu paz.

"Todos somos ignorantes, lo que pasa
es que la
ignorancia de cada uno es relativa"

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Manuel,

Una vez quedo admirado por las lineas y ayudarnos a alfabetizarnos.

Carlos Porras

Anónimo dijo...

Excelente reflexiòn,para comenzar a cultivar la humildad, felicidades. saludos, Grettel PZ

Anónimo dijo...

Leí tu nueva entrada del blog y me parece muy buena, como las otras.
Una de las cosas que más me agrada cuando escribes, si no la que más, es que siento que van dirigidas a educar al lector, lo cual me parece muy loable de tu parte.
Los temas que tocas van más dirigidos a lo universal del espíritu humano que a lo particular de las circunstancias.

Miguel Alpízar

Anónimo dijo...

Sin duda una época diferente, hemos perdido los valores inculcados. Ahora es más importante saber que ser.
HP

Anónimo dijo...

Estimado Manuel
Una vez más, me da gusto saludarte, acabo de leer tu último árticulo...me encantó...has considerado muchas frases célebres que nos atraen y llevan a filosofar...
Un fuerte abrazo y bendiciones.

Con aprecio,
Gaby Cabello
Lima-Peru

Anónimo dijo...

Excelente comentario. Considero en una época en donde el consumismo y tecnocráta.

Anónimo dijo...

Quiero decirle que me parece muy interesante el contenido de sus entradas en la moderna caja de Pandora, tiene la capacidad de hacernos reflexionar.
Gracias por darnos la oportunidad de compartirlas.
Lo felicito, siga adelante.
Que Dios lo bendiga a usted y a toda su familia.
Grettel Rojas

Anónimo dijo...

Muy interesante reflexión. Me agrada de nuevo, la manera en la que abarca temas tan variados. Saludos!
Juan Gabriel

Anónimo dijo...

Te felicito Manuel por esta reflexión tan interesante.

Saludos,
José Luis

Anónimo dijo...

Me parece que sacar dos minutos de este ajetreado mundo para leer un un texto como este, reconforta el resto del día.

Anónimo dijo...

Es cierto la sencillez no es significado de ignorancia, así como el ser estudiado no necesariamente es ser culto y sabio.

Bien decía un autor solo sé que no sé nada, cada día debemos aprender, hasta de la persona más sencilla y humilde.

Hay gente sencilla que la vida los ha hecho muy sabios y pueden hacer cambiar el rumbo de las cosas con una sola frase.
Saludos
Roy Jiménez Oreamuno

Anónimo dijo...

Estuve ojeando el ensayo “De valores, pecados y otros mitos”, debo decirle con honor a la verdad que soy graduado de la Universidad de la Vida y de la mitología no soy una persona muy versada, pero algo agarré y a pesar de esto, su planteamiento, recorre muchos tópicos y formas de comparación, bastante interesantes.

Me agradó mucho el ver nombrar a Dios, así como las escrituras y aunque creo que debo de volver a empezar a re-leer para asimilarlo, es un muy buen escritor y no dudo en que es un buen lector me gustaría que en algún momento pudiera yo saber su opinión sin que sea un ensayo de lo que en su oportunidad escribió el Rey Salomón en su libro Eclesiastés.
F. Chacón